9 mar 2015

Entre Galicia y Minho -Portugal-


Antonio desde Ferrol (625 sxc) y yo desde Santiago (640 híbrida), habíamos quedado en Pontevedra con Richy (640 adv) para hacernos una ruta que él ya tiene más que reconocida por el norte de Portural, entre el río Lima y el fronterizo río Miño, así que este fin de semana le tocaba a Richy llevarnos de la mano cual párvulos de patio.

Con puntualidad británica, a las nueve y media de la mañana del Sábado ya estábamos llenando depósitos en la citada capital de su homónima provincia “ready to” darle a nuestras monturas tanto monte como fuera posible y así fue. En un abrir y cerrar de ojos nos vimos trepando por las pistas del municipio que nos vio partir y al poco rato, bajo un sol más propio de una primavera por llegar, estábamos cresteando con vistas a la ría de Vigo. Rande al fondo y San Simón a nuestros pies.

Nuestra llegada a Tui resultó según lo previsto y salvando un pequeño parón en la marcha al haberme despistado en una subida (quien dice despistado dice “mecagüenmiputocarburador”) y los compis de ruta seguir sin apercibir mi ausencia, hasta su llegada a un mirador cercano. Así fue... arranqué y ya no los encontré. Sube por aquí que parece que hay roderas, ah! no! que son de bici..., pues venga! por allá tiene que ser... y tampoco!. Así que media vuelta y al punto de partida a la espera de que al notar mi falta, decidieran, por caridad, pasar a buscarme, y así sucedió y proseguimos, no sin antes, y haciendo gala de la grandísima dosis de empatía que emana de cuantos poros tienen, haberme detallado las abrumadoras vistas desde el mirador del “Eden”, que mis ojos nunca disfrutarían. Gracias chicos!! jajaja

Comimos en Valença como quien carga gasolina en depósito y arrancamos a lo que habíamos venido. Ya estábamos en Portugal y ahora es cuando empezábamos el track Luso tan ansiado y que no defraudaría ni por un instante. Richy siempre en cabeza y Antonio y yo degustando el polvo con bacallau, me explico, no?.

Puedo contabilizar unos tres o cuatro campos eólicos, otros tantos miradores, algún que otro cortafuegos para ponernos a tono, pequeñas “fervenzas” escondidas entre las piedras y grandísimas postales por doquier. El paisaje es inmenso y el hecho de estar constantemente ganando y perdiendo altura, hace que uno se vea entre un frondoso bosque o haciendo equilibrios por una cresta en cuestión de minutos y mires a donde mires fotos que nunca harás!.

Así proseguimos durante toda la tarde, salvando pequeñas dificultades que los propios caminos y la acción del agua presentaban ante nosotros, intercalados con panorámicas que a fuego quedarán impresas en nuestras retinas, comandadas por el excepcional cuadro que dibuja el río Lima a su encuentro con el Atlántico, ante la imponente presencia de la Basílica de Santa Luzia. Increible!!

Gaaaaas y mas gaaaaas! sobre nuestras monturas harían de este "recuncho" portugués, uno de los mejores lugares por los que he disfrutado sobre "meutranganillo"... y salvando un regalo macizo de medio kg que la moto de Antonio dejaba en suspensión para que mi brazo topara con el, que aún llevo tatuado en mis carnes, la jornada “off” sería rematada sin mayores percances y sobre un alto al que casi llegamos para la puesta de sol, pero habiéndonos perdido tal espectáculo y sin fuerzas para romanticismos, arrancamos para encontrar asfalto poco después y poner rumbo al Rosal, donde hicimos noche, gentileza de Richy, compartiendo un par de botellas de vino, cervezas, quesos y chorizos varios, entre muchas risas de batallitas.

Con 280 kms de especial y unos cuantos más de enlace, buenas noches y hasta maña.



El Domingo nos levantamos a buena hora, desayunamos con la alegría que aporta el cometido matutino, nos pusimos de romanos y luego de unos pequeños retoques, en el tornillito “jodón” del chasis de Antonio y en el carburador de “meutranganillo” (gracias Antonio por esas manos con las que te has visto agraciado jajaja), pusimos rumbo norte con Richy como punta de lanza y a disfruta!!.

A escasos kms paramos en un mirador desde el que Richy nos haría visualizar el track para los próximo kms por un monte que encontraba desconocido. Lástima de tala descontrolada a la que han sometido aquellos parajes que estoy seguro en algún tiempo fueron auténticos vergeles. Molinos fluviales, muchos ciclistas y algunos jinetes nos vieron pasar… y llegó el vadeo. Me encanta!!. Es como la representación de la aventura en estado puro y aunque no conlleve dificultad alguna, ni la profundidad sea notable, ni el firme fangoso, ni piedras insorteables, es un momento que siempre me hace ilusión. Luego sales de allí con los pies empapados pero da igual jajaja.

Proseguimos dejando atrás el monte rasurado en busca de mar abierto y lo encontramos. El cresteo hasta Baiona fue realmente hermoso por bosques de flora autóctona salpicados de pequeñas lagunas que las lluvias habían dejado a nuestro paso y siempre acompañados de ese inconfundible aire Atlántico como muestra de su presencia. Realmente es un tramo especial. Siempre me había preguntado viajando desde Baiona a La Guardia por esa empedrada costa, qué escondían esas montañas que violentamente se precipitan sobre el mar y ahora estaba ahí, descifrando el enigma.

En Baiona acabó para mi el paseo para someterme al verdadero enduro del fin de semana. Dos horas de asfalto a casa que aproveché para ir haciendo memoria de cada rincón visitado y anécdota vivida, que en algo más de 350 kms offroad, fueron muchas, y con el único propósito de que aquél infierno negro sobre tacos, acabara lo antes posible.

La ruta ha sido increíble, hay que repetirla a la inversa, para arriba, para abajo o de medio lado, me da igual! pero hay que repetir otra vez, porque no tiene desperdicio ninguno y porque en grata compañía, todo se vive mejor y se disfruta más.
















No hay comentarios:

Publicar un comentario