15 may 2013

Alpi

Me despertó un sol insultante, sí sí, insultante. Sentí como se reía del motero dormido en plenos Alpes con un día radiante. Noté como se mofaba. Así que abrí los ojos y en tiempo récord estaba en la moto decidido a hacer cumbre.
La noche pasada, mis amiguitos de Longarone, a la vista de mi KTM, me recomendaron una ruta distinta a la que había planificado, alegando que la mía era para viejos. Que cachondos los tíos jajaja. Así que me dejé aconsejar, y que bien hice. El serpenteo fué de escándalo y con un firme digno de un rey. Di que luego de cruzar Bosnia y Croacia por carreteras de todas las calañas habidas y por haber, cualquier cosa podía mejorar lo pasado, pero el caso es que las carreteras de los Dolomitas son perfectas, impolutas, sin restos de hojas, cortezas, piedras, arena o cualquier otro tipo de peligros a los que ya estaba acostumbrado, así que éstas me parecían de coña. Imposibles en un entorno a priori tan ostíl. Pero era cierto y no se podían desaprovechar por el simple hecho de ser inusuales en mi viaje, estirado de mi. Había que exprimirlas al máximo.
El ascenso a Passo Pordoi (2250 metros de altitud) es sencillamente de locos. Son curvas de 180 grados enlazadas por no mas de 80 metros, unas tras otras hasta el infinito. Gaaaaass y frena que te sales, otra vez gas y frena. Curvas de treinta por hora, así que para mi tranganillo de andar por casa, resultó de lo más satisfactorio. De stop & go, para que nos entendamos, de aprieta el freno hasta el tuétano y abre gas antes de que la moto caiga al suelo. Yo no estoy hecho para eso, llegué arriba hecho caldo, pero la moto pedía más y más, así que ni paré, seguí dándole todo lo que buenamente pude. Baja una colina, sube un repecho y luego otro y cuidado al bajar que hay que frenar antes de llegar, y así sin parar, sin tiempo de pensar, solo de alzar la mirada a los picos omnipresentes allí donde pusiera mis ojos.
Llegué a un mirador. Al Mirador. Tenía hasta bancos para poder relajarte un rato ante tantísima belleza, así que fue lo que hice. Sentarme allí y pensar, pero tan cerca del cielo solo me pude acordar de mi tío Paul, fallecido hace apenas tres días, después de una dilatada convalecencia. Supongo que tomé conciencia y me dio el bajón pensando en los que más cerca lo tenían y en mi madre, claro. d.e.p.
Tocaba ir abandonando los Alpes después de unos ciento y muchos kms de infarto, así que enlacé con mi ruta predefinida y tiré millas hacia Trento. Llegaron las terrazas con viñedos, más y más picos nevados, más valles, mas curvas irrepetibles, pero sobre todo precipicios de vértigo y así durante una vida entera, cuando por sorpresa llegué al mar. No podía ser!, estaba en el medio y medio de los Alpes, es imposible! pensé. Pues no, no lo es. Los Alpes tienen mar. Por dios!! cuan grandes pueden ser estas montañas para alimentar un mar, me repetía. Es como pensar en el universo. Lo dejé. Es así y punto. Asúmelo chaval!. Para que os hagáis una idea, su parte más estrecha tiene dos kms y medio entre orillas y la parte más ancha unos trece kms, pero es que de largo tiene cincuenta y seis kms, que se dice pronto. Yo aún lo estoy intentando digerir, así que de asimilarlo ni hablar.
Al poco de dejar atrás el charquito, paraíso para deportistas de vela, llegó la Italia de si alguien me compra la moto se la tiro a la cabeza. Rectas, camiones, más rectas, obras... un coñazo de morir y creedme que estudié posibles alternativas y nada, la misma porquería fuera por donde fuera. Es la fábrica italiana.
Quise encontrar los restos de una triste terma romana para por lo menos pensar que aquello había valido la pena pero nada, ni los romanos se quedaron allí. Hasta pensé acercarme a Ferroli a decirles que tengo una caldera suya cojonuda, que tira fina y sin carbonilla. Muy triste vamos.
Me entró una mala hambre de tarde que no veas, de las de haber "manllado" pasta, y paré en una "gelatería". Me pusieron helado para mi y toda mi familia, me lo comí y antes de irme pasé al "toilete". Que pena de vida. Tenía la cara completamente negra de chupar rueda de camiones. De dónde pensarían que había salido las mamás y papás de la terraza, y suerte que ningún niño desvergonzado aludió en alto mi cochambrosa faz, pero bueno, es lo que hay. Continué ruta.
Como sabía que nadie me creería paré a sacarle una foto a la tormenta que esperaba por mi a las puertas de Turín. Un gallego haciéndole una foto a una cortina de agua. A quien se le cuente... Pues bien, en cuanto me alcanzó, puse intermitente, pregunté por alojamiento y aquí estoy, en la Venecia del rissoto. Canales por entre las casas para alimentar los campos de arroz. Curioso.

LA RUTA 536 kms


cortina di acua
la Venecia del Rissotto
Dolomitas
al poco de pasar Passo Pordoi, ya bajando
Dolomiti
desde el mirador
preciosos!!
desde el mirador
empezando a subir a Passo Pordoi
el mar de los Alpes
lengua glaciar
el mar Alpino
Where is Heidi?
llegando al mar alpino
es o no es de cuento?
el mar en su parte más estrecha
Dolomiti
Venecia del rissotto

5 comentarios:

  1. Buenos dias....
    Esto se esta convirtiendo en costumbre... Leer tu cronica en familia.... Incluido tu piollo!!! Y no se si sera bueno no vaya a tomar costumbre y desaparezca con la moto cualquier dia.....
    Como siempre metida de lleno en esas curvas, casi he estado nadando en ese ma,r entre montañas nevadas y nubes.
    Aqui te esperamos para q nos cuentes mas...
    Cuidadin...
    Buen dia y buena ruta!!!!!

    ResponderEliminar
  2. Bos días Pablo, as fotos dos Alpes son una pasada, e disfrutar das estradas de montaña en moto ten que ser o máximo. Teño que decir que me gusta moito leer a tuas crónicas diarias, e sobre todo ver a fotos. Espero que sigas disfrutando da viaxe. Un saudo, Chimo.

    ResponderEliminar
  3. Impresionante Pablo! Estas cumprindo un sono!! E como dixo mama, con certa nostalxia na sua mirada, non todo o mundo o consegue. Disfrutamos contigo como se fose o noso. Un bicazo!

    ResponderEliminar
  4. Que blog máis familiar jaja... Gracias a todos polos comentarios!! Así da justo!!

    ResponderEliminar
  5. Que pasada de fotos! Ese pedazo de mar entre montañas es el máximo exponente de la belleza. Quien estuviera ahí para pegarse un chapuzón, aunque a pesar del día espléndido que te despertó esas aguas deben estar tan desquitas o más que las del Cantábrico. Pablo , comienza la cuenta atrás así que saborea con "ansia viva" los días que te quedan y por supuesto sigue narrando para hacernos partícipes de tus andanzas. Como decía el poeta caminante no hay camino de hace camino al andar. Y mucho ánimo para los momentos bajos tu tío Paul te acompaña

    ResponderEliminar